Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 17 de julio de 2017

Me llamas

Recuerdo que de niña me llamaba la atención el sol al caer en la tarde en el mar del horizonte, pensaba en mi imaginación de niña, en correr mucho y llegar hasta él, tocarlo con mis manos, antes de que se hundiera. Como también, podría alcanzar la luna, si encontraba una escalera lo suficiente alta para llegar hasta ella… Años después, quizá en mi adolescencia, no recuerdo bien, leí una novela, de la cual solo me viene a la memoria algo de la trama, era la historia de una mujer y sus dos hijos, niño y niña. Hijos concebidos en una relación con un hombre rico, no sé si con algún título nobiliario, era una especie de mantenida, en la doble vida de un hombre socialmente honorable. El hijo varón me sorprendió, tenía este tipo de imaginación, de hecho solía correr en la tarde, intentando llegar hasta el sol. En ese niño, que aprendía a vivir, dentro de sí mismo huyendo de su realidad, encontré a la niña un tanto atípica para su entorno, que fui, y en cierta forma, queda en la mujer que soy.
En el pasar de los años, comprendes muchas cosas que en su momento fueron algo tortuosas en tu vida, como por ejemplo, mi peculiar forma de enfocar el habla, de perfeccionar de forma excesiva la palabra, es algo tan raro en un niño, y más en un entorno rural, donde  se raízan más las costumbres, y se tiende a mirar con desaprobación aquello que de alguna forma desequilibra lo establecido, lo común. Y quizá suene normal preguntarle el porqué de esa razón de ser, cuando un niño, es un libro en blanco rellenando páginas, donde la necesidad de respuestas está más en recibirlas que en darlas, le faltan aún muchos porqués de si mimo y de la vida por resolver. Todavía hoy me es difícil explicar ese matiz en mí, ahora bien, ya soy capaz de reírme de mi misma, con quien me pregunta, y no trato de esconderme y mucho menos me avergüenzo, porque me hagan sentirme un ser raro…
Con esta mirada hacia atrás, cogida de la mano de esa niña, que le gustaba perderse con un libro, junto a alguno de sus gatos de turno, quería hoy hacer hincapié, en el daño que se le puede hacer a un niño, y no porque se me haya podido hacer a mí, que en sí, lo que yo he sufrido es insignificante, comparado, con la marginación social, en décadas anteriores, de un niño de madre soltera, por citar un ejemplo…, Lo que le hacemos a un niño, marca toda su vida, e incluso puede tener consecuencias tan nefastas que no pueda encausarla nunca….



Gracias a todos… Feliz semana… Besos 


Me llamas

Me llamas a mis oídos sordos,
oír se me resiste cerrado, torpe.
Devorado nudo de honda espereza,
al nacer brota cual canto denso
encarcelado en la yedra mirada.
Trepando sigilosa, despertares
en el alma del imprudente anhelo  
de aquella lágrima desprendida
de su mañana, ligera, libre .

A veces llueve, llueve tanto,
que se pierde, sombría, solitaria
la respuesta bajo el torrente,
¿Y no sé porqué hoy, me llamas?,
El amor de ahora a cielo abierto,
recorre caminos de hambre.
Posado en la rama de jacaranda,
se sumerge en su lánguida brisa,
balanceando su natural voluble.

Deja la voz callada por ahora,
si me llamas, ¿Acaso me rendiré
al sonido de una declamación  
precipicio?, De seguro derribará
el septentrión del hondo dolor,
agarrado al epidérmico túnel
de una oportunidad prescrita.  
¿Y tú me llamas alto contubernio,
sin prócer refrenado al golpe?.  

2 comentarios:

  1. Lo primero que me gusta en cuanto veo algunos versos tuyos, es esa especie de humanización que haces de ciertos términos ("oír se me resiste cerrado, torpe"). Y también de la sustantivación de los gestos ("yedra mirada" o "declamación precipicio"); al menos así me llega.
    Lo que se le hace a un niño marca toda su vida, pero también aquello que un niño hace marca su futuro. Y no importa si lo que se hizo en la niñez coincide o no con lo que es la niñez misma, lo que importa es uno, así como es, que es una consecuencia lógica de lo que fue.
    Que se yo, algo tengo que decir.
    Besos.

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    1. Hola Navegante…

      La lirica se presta al uso de esos recursos, se crean imágenes con las letras, igual que el pintor con el pincel, sirve, cualquier imagen, cualquier acción, se escenifica, se crea, dibujas en definitiva, una historia, unos hechos , unos sentimientos… al igual que en el resto de las artes, como bien sabrás, siguen las tendencias del momento, el cubismo, expresionismo, impresionismo, dadaísmo, incluso el hiperrealismo…, no llego a esos niveles, si trato de encontrar mi esencia en los recursos que uso, mi sello en definitiva, que me identifique…

      Tu sabes, lo que piensas y sientes al respecto, tan respetable e incluso más certero que lo que yo pienso, de eso se trata, de departir opiniones e enriquecerse mutuamente, ver las cosas desde distintos puntos de vista, quizá tú aportes uno, al cual yo no estoy capacitada para llegar… Gracias…

      Besos

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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"