Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

martes, 10 de abril de 2018

Te nace.



Te nace.

Te nace la primavera en tus ojos,
amor, cuando posas tu mirar
en el cantar de mis afluentes.
El jilguero mañanero, brotado
de tus manos, suave melodía
le trova a mi receptiva piel,
despertares, y ella te danza
una taranta en tus digitales.  

Regálame un sueño bonito
que de tus brazos siempre
nazca y no esté dormido,
despertándome en tu alba. 
Arrúllame amor mío fuerte
en tu blanca seda, de este día
y en la de los días venideros.
Que los sueños no me duerman 
en otros brazos hechiceros
que sean los tuyos solamente. 

Embates bañado de deseo
el plenilunio que nos habita
insurrecto en nuestras noches.
Candencia de luz nacarada
guía perenne la salida del sol
hacia  los mecidos trigales
alojados en  los rizos de mi pelo,
que tan dulce tu boca bendice.

Quédate al llegar las palomas
voladas desde mis pechos,
ellas son sentidos mensajes
que de mi salen a tu encuentro.
Tiempla tu aliento al posar
en la ensenada de mi vientre
tus gozados y atrevidos besos.
Háblale al oído a ese deleite
soñado, sin que halle hueco
la receptiva e impaciente prisa.


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